Es muy probable que, aunque sea a través de algún conocido o medio de comunicación, ya hayas oído hablar de la dieta paleo, pero aún no tengas claro qué es. Su mismo nombre ya nos da una pequeña pista de a lo que nos podemos estar refiriendo.
Cuando hablamos de paleo estamos haciendo referencia al Paleolítico. Es decir, una era que data de hace aproximadamente 2,5 millones a 10.000 años. La dieta paleolítica se basa en un tipo de alimentación con los alimentos similares que se podían consumir en esa era. Es decir, carnes magras, pescado, frutos secos y semillas o frutas y verduras.
Si se piensa son todos alimentos que se podían obtener o mediante la caza o a través de la recolección. Es por esto por lo que la dieta paleo también es conocida como dieta de la edad de piedra o dieta de cazadores recolectores.
Esta dieta paleo, efectivamente, tiene estos límites y no admite alimentos que hace unos 10.000 años se volvieron muy populares cuando surgió la agricultura. Alimentos como lácteos, legumbres y granos.
Como ocurrió en su momento con la dieta Dukan, la cual prioriza el consumo de proteínas por delante de carbohidratos y grasas, la dieta paleo está ganando cada vez más adeptos. Veamos el por qué.
Objetivo de la dieta Paleo
El objetivo de la dieta paleo es regresar a un estilo de vida alimentaria más parecida a la de los humanos que nos precedieron. La idea de la que parte esta dieta es que, en realidad, nuestro organismo no está preparado para la alimentación moderna que nos encontramos hoy en día en los supermercados desde los simples cereales integrales a los azúcares refinados.
Aquí hablaríamos de los que se conoce como la hipótesis de discordancia que nos viene a decir que con la agricultura la dieta de los humanos cambió porque se establecieron los cereales, las legumbres o los productos lácteos como parte de una alimentación saludable y variada, pero esta teoría señala que este cambio fue tardío y rápido por lo que el cuerpo no se consiguió adaptar. Y siguiendo esta misma teoría esto habría llevado a enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad. Todas enfermedades muy presentes en la sociedad a día de hoy.
¿Tiene efectos secundarios?
La dieta paleo, como ocurre con la dieta cetogénica, cuenta con un plan de alimentación bajo en hidratos de carbono porque, más allá de las frutas o las verduras, quedan excluidas las pastas, el pan, los cereales, las legumbres o los tubérculos. Todos ellos alimentos a los que estamos habituados y que son fuente de hidratos de carbono.
En diferentes estudios se ha establecido que los pacientes que seguían la dieta paleo se quejaban de dolores de cabeza y en los músculos aunque los expertos en nutrición no ven una correlación precisa entre la dieta y estas causas. Lo que sí que hay que tener en cuenta es que, se haga la dieta que se haga, el cuerpo siempre necesitará un tiempo de adaptación y esto sí que puede llevar a un periodo de malestar que no suele superar pocas semanas.
Eso sí, las dietas para adelgazar de forma saludable tienen que verse siempre acompañadas de un buen menú semanal que trate de cubrir todas las necesidades que puede tener el organismo para funcionar correctamente. En este caso, las fuentes de proteína son evidentes, pero por la falta de fibra se puede padecer, por ejemplo, de estreñimiento. Ayudarse con un buen aceite de oliva puede ser una solución ya que los cereales, en principio, y para seguir la dieta paleo quedarían descartados.
¿Se puede adelgazar con la dieta paleo?
Una de las ventajas más destacables de la dieta paleo es que nos mantiene lejos de los alimentos procesados. Cosas como las pizzas congeladas, los dulces industriales… Obviamente eliminando este tipo de alimentos de nuestra dieta estamos en el camino adecuado para contar con una dieta más sana que nos pueda ayudar, entre otras cosas, a adelgazar. En general, esta dieta lo que llevará es a un consumo menor de calorías. Luego dependerá mucho del menú que se siga y de la cantidad de comida que se ingiera el que se consiga adelgazar o no.
Es más, quienes apoyan la dieta paleo también hacen hincapié en lo importante que es combinar esta dieta con una ingesta diaria de agua de unos dos litros y, por supuesto, llevar a cabo actividad física de manera constante.
Lo que sí que podemos hacer es ayudarnos de los avances científicos y contar con integradores para cubrir aquello que nos pueda faltar, en tal modo que ayudemos a nuestro cuerpo. Incluso cuando tratamos de llevar una dieta de lo más sana y equilibrada, por el mismo estilo de vida que llevamos, es difícil que lleguemos siempre a los mínimos aconsejados por los médicos.